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miércoles, 3 de noviembre de 2010

A mi Tio...


Tío, la mano que Dios extendió
Para sacarme de la perdición,
El que por alguien que ni su sangre tiene
Su tiempo y cuidado dio.

Sabe tío, usted se ha ganado mi respeto y admiración,
El padre ejemplar que muchos quisieran tener
Un libro personalizado del cual mucho pude aprender.
Mi modelo a seguir en muchas otras cuestiones,
Siempre estuvo presente, aun en las más difíciles situaciones.

El espejo en el cual me veo reflejado,
Sepa tío, el día que ya no este con nosotros,
Usted será el último que será olvidado.

Serraré los ojos y recordaré su voz,
Cuando sabiamente hablaba para dar un buen consejo.
El padre, el hijo, el hermano, el vecino, el amigo,
Que muchos quisieran tener.
Usted ha sido, de muchos el refugio,
Por la sabiduría y cordura que en usted se le puede ver.

Un guerrero azteca que se demoró en haber nacido,
Dichoso y orgulloso estoy por en esta vida,
Haber tenido la dicha de haberle conocido,
Por haber tenido el honor de recibir sus sabios consejos,
Hablaremos de usted el día que estemos viejos
Siempre será recordado,
Y será una estrella más en el cielo
Que a los mortales ha dejado.

Que bien que todavía podemos contar con usted,
Poder seguir escuchando sus pláticas, consejos y aventuras,
Aun recuerdo cuando a mi me hablaba
Después de mis tantas e incontables travesuras.
Sabe tio que lo quiero mucho y que lo respeto,
Con mis letras y mis palabras mis hijos y el mundo
Sabrán quien fue el buen hombre he incomparable Ernesto.

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